La soja es una leguminosa procedente de Asia oriental, cultivada a gran escala a causa de sus semillas comestibles, que poseen múltiples usos en la alimentación humana y animal. Conocida científicamente como Glycine max, la soja es una de las fuentes principales a nivel mundial de proteínas vegetales y aceite comestible, además de emplearse en una amplio repertorio de productos industriales, desde pinturas hasta biocombustibles.
Desde el punto de vista nutricional, la soja es muy valorada por su alto contenido en proteínas, comparable al de muchas fuentes de proteína animal, lo que la hace un sustituto popular de la carne en las dietas vegetarianas y veganas. Además, la soja contiene ácidos grasos esenciales, diversas vitaminas y minerales, y es una buena fuente de fibra. También se sabe que la soja tiene fitoestrógenos, compuestos que pueden imitar la función de los estrógenos en el cuerpo, lo que ha provocado una discusión sobre sus posibles beneficios y riesgos para la salud.
El cultivo de la soja se ha propagado por todo el mundo a lo largo de los siglos, siendo actualmente Estados Unidos, Brasil y Argentina los productores más grandes a nivel mundial. La expansión del cultivo de soja, especialmente en Sudamérica, ha generado importantes problemas medioambientales, como la deforestación, la pérdida de biodiversidad y el impacto en los ecosistemas locales. Sin embargo, también se están implementando prácticas de cultivo más sostenibles para minimizar estos impactos medioambientales. Así pues, la soja sigue siendo un recurso agrícola de enorme importancia económica y nutricional, con importantes desafíos y oportunidades para el futuro.