Las conservas han sido parte integral de nuestra alimentación durante más de dos siglos, proporcionando una manera eficiente y útil de preservar alimentos durante largos periodos. Esta tecnología, que se originó para satisfacer las necesidades de alimentación de ejércitos y poblaciones durante tiempos de escasez, ha experimentado una gran evolución desde sus inicios. En la actualidad, la diversidad de alimentos disponibles en conserva es asombrosa, abarcando desde frutas y verduras hasta carnes y pescados, así como sopas y platos preparados.
Uno de los beneficios más destacados de los alimentos en conserva es su prolongada vida útil. Gracias a los procesos de esterilización empleados, los alimentos pueden mantenerse en buen estado durante meses o incluso años, sin requerir refrigeración hasta que se abren. Esto no solo reduce al mínimo el desperdicio de alimentos, sino que también asegura que tengamos acceso a una amplia variedad de nutrientes fuera de temporada o en situaciones de emergencia.